Igualdad y no discriminación
Negar la igualdad de derechos a las mujeres limita su
autonomía y poder de decisión, su acceso a la justicia, a la educación, a la
salud y a los recursos económicos. La discriminación de género pretende
convertir a las mujeres en ciudadanas de segunda. En Irán las mujeres
no pueden acceder a ciertos empleos o estudios ni asistir a actos deportivos,
se les impone un código de vestimenta estricto y su testimonio en un juicio
vale la mitad.
Además, la discriminación de las mujeres se multiplica si
tienen una discapacidad, pertenecen a una etnia o profesan una religión
determinada. En Canadá, la policía admitió que 1.017 mujeres y niñas
indígenas habían sido asesinadas entre 1980 y 2012, una tasa cuatro veces
superior a la del resto de mujeres.
Libertad de expresión
Buscar, recibir y difundir información e ideas mediante la
palabra, el arte o incluso la forma de vestir es un derecho humano, pero muchas
mujeres son perseguidas y agredidas por exigir sus derechos y alzar la voz
contra la injusticia. En China, cinco jóvenes fueron detenidas tras
organizar actos contra el acoso sexual para el Día de la Mujer en 2015.
Y aunque también es un derecho expresar la propia orientación
sexual y la identidad de género, unos 80 países penalizan las relaciones
entre personas del mismo sexo y muchos otros no protegen a las personas gays,
lesbianas o transgénero de los crímenes contra ellas. Ekaterina Khomenko apareció
degollada en San Petersburgo, Rusia, en 2014. Era lesbiana y daba clases
de tango a parejas del mismo sexo.
Derechos sexuales y reproductivos
Todas las personas tienen derecho a decidir sobre su salud
sexual y reproductiva, pero los gobiernos controlan la sexualidad de mujeres y
niñas y permiten que otros lo hagan. Las mujeres no son criminales por
someterse a un aborto pero, en Irlanda, donde el aborto solo es
legal si está en riesgo la vida de la mujer, pueden ser condenadas a 14
años de cárcel y, en El Salvador, donde se prohíbe abortar en
todos los casos, pueden ser encarceladas hasta 50 años.
Los derechos sexuales de las niñas y adolescentes están por
encima de las tradiciones y religiones, pero tres millones de niñas en el mundo
corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina cada año y en
Europa son 180.000. Los matrimonios forzados y precoces son otra
violación de los derechos humanos: 100 millones de niñas en el mundo se habrán
casado antes de 2021.
Trabajo sexual, stop abusos
Las personas que se dedican al trabajo sexual, en su gran
mayoría mujeres que se enfrentan a arraigadas desigualdades de género y
múltiples
formas de discriminación, están especialmente expuestas a sufrir toda una
serie de abusos contra los derechos humanos, como violación, violencia,
extorsión y discriminación.
Los gobiernos deben tomar todas las medidas necesarias para
proteger a las trabajadoras y trabajadores sexuales de los abusos y violaciones
de derechos humanos y se recomienda la despenalización del trabajo sexual
de personas adultas y con consentimiento como una de las medidas para
conseguirlo.
Amnistía Internacional insta
a los gobiernos a que se les garantice el acceso a los derechos económicos,
sociales y culturales, a la educación y a oportunidades de empleo. Además, pide
a los gobiernos que tomen medidas para eliminar los estereotipos de género
perjudiciales y todas las formas de discriminación y las desigualdes
estructurales que pueden llevar a grupos marginados a vender servicios sexuales
así como que garanticen la participación de las trabajadoras y trajabadores
sexuales en la elaboración de las leyes que afectan a su vida y a su seguridad.
Las leyes sobre el trabajo sexual deben estar
centradas en la protección contra la explotación y los abusos, no en
intentar prohibirlo por completo y sancionar a quienes se dedican a él.
Una vida sin violencia
La violencia sexual es una de las formas más
significativas de la violencia contra las mujeres y la mayoría de los
perpetradores gozan de impunidad. En algunos países la legislación incluso
discrimina a las supervivientes, las estigmatiza y agrava su sufrimiento.
En Argelia y Túnez los violadores pueden eludir el castigo
casándose con sus víctimas si son menores.
La violencia contra las mujeres ejercida por sus
parejas sigue desatendida por los Estados. Según informes de la
Organización Mundial de la Salud, el 70% de las mujeres asesinadas en el mundo
lo son a manos de sus parejas o exparejas.
En España, cuya ley contra la violencia de género ya
cumplió diez años, persisten barreras para obtener protección, justicia y
reparación. Como consecuencia, decenas de mujeres siguen siendo asesinadas cada
año.
Conflictos armados
Las mujeres y niñas son las víctimas invisibles, violadas,
reclutadas, secuestradas, utilizadas como escudos humanos o en atentados
suicidas, explotadas como esclavas sexuales, obligadas a contraer matrimonio
forzado, vendidas o entregadas como “regalo” a los combatientes. Como en Nigeria,
donde el grupo armado Boko Haram ha secuestrado al menos a 2.000
mujeres y niñas desde principios de 2014. Pero también ha sucedido en Irak,
en Colombia o en Bosnia Herzegovina.
A causa de los conflictos, las mujeres, niñas y niños
representan el 80% de quienes se ven obligados a abandonar sus hogares y
desplazarse internamente o a buscar refugio en otros países. En Siria, 11
millones de personas han tenido que dejar sus hogares. Muchas mujeres salieron
de Siria por temor a la violación pero en los campos de refugiados siguen en
peligro de sufrir agresiones, acoso sexual y matrimonio temprano y forzado.